domingo, 22 de noviembre de 2009

En honor a mis Padres- vida y muerte para el mexicano



La muerte para los mexicanos, más que un concepto, es una expresión de identidad. Para nosotros los mexicanos, el imaginario mexicano de la muerte ha evolucionado del carácter sagrado en los tiempos antiguos al carácter sincrético y festivo del presente.

En esta tradición nosotros nos reímos- por no llorar- de la vida, de sí mismo y de su destino, cuyo consuelo final es la muerte, donde se igualará con todos los que, en el imaginario popular de raíz católica, son inalcanzables en esta vida.

Paul Westheim sostiene que hay una pervivencia de la percepción prehispánica de la existencia en las imágenes y costumbres relacionadas con la muerte:

“La carga psíquica del mexicano que da un tinte trágico a su existencia, hoy como hace dos mil y tres mil años, no es el temor a la muerte, sino la angustia ante la vida, la conciencia de estar expuesto, y con insuficientes medios de defensa, a una vida llena de peligros…”

Y esa angustia ha pasado también a las manifestaciones de alta cultura, sobre todo en la pintura y en la literatura, donde la muerte es una presencia constante, una búsqueda, una obsesión que se podría calificar de metafísica, porque define lo mexicano.

Ahora que estoy disfrutando de unos días en mi pueblo natal, Salto de Agua, Chiapas. No puedo tampoco pasar desapercibido esta vivencia existencial de “mexicano”. Cada vez que piso tierra del pueblo donde naci y crecí, siempre tengo la sensación y la gran alegría de visitar mi segundo hogar, el cementerio donde están mis padres y familiares que se nos han adelantado al encuentro del Señor. Es una vivencia existencial y espiritual donde lo imaginario se vuelve realidad. Donde los ancestros y los vivos comulgan una misma “existencia”. Saber que no estamos solos, que nuestros ancestros nos guían en el camino de la vida.

Les comparto estas fotos.

¡¡¡Viva la Vida!!!

Reynaldo Román.



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